10 Consejos para escuchar la Voz de Dios.
Consejo 7: Preferirías Tener Razón a Ser Feliz
Con frecuencia, cuando alguien pregunta “¿Qué es lo que me impide escuchar al Espíritu Santo?” o “¿Qué es lo que me impide fortalecer mi relación con el Espíritu Santo?” la respuesta es que prefieres tener razón a ser feliz. Y mientras sigamos prefiriendo tener razón, no hay lugar para el Espíritu Santo.
El Espíritu Santo no esta interesado en tener razón, solo esta interesado en la mentalidad correcta. Y la mentalidad correcta es la forma ver las cosas en la que esencialmente todos ganan. Es una perspectiva de la verdad que es siempre amorosa, siempre generosa, siempre gentil, para con todos los aspectos y no con uno solo. No hay cosas buenas y malas con el Espíritu Santo, por lo tanto no es posible estar apegado a tener razón y ser capaz de pensar con el Espíritu Santo al mismo tiempo. El Espíritu Santo solo piensa en términos de la verdad, lo cual significa que existe un propósito y un motivo para todo lo que está sucediendo. Y esa razón esta relacionada con la perfección, con el entendimiento, con el amor. Tener la voluntad de ser feliz en lugar de tener razón es una voluntad para pensar conjuntamente con el Espíritu Santo. En el mundo, es común tener una experiencia de alguien que nos lastima, que nos hace daño, que nos ataca o que provoca dolor o sufrimiento, ira o tristeza. Y la persona que tiene esta experiencia se siente justificada en su ira, en su tristeza, resentimiento y tienen una fuerte creencia que dice “Si esa persona hace eso, tengo derecho a sentirme de esa manera. Tengo derecho a pensar mal de esas personas, tengo derecho a juzgarlos, a separarme de ellos”, y así sucesivamente.
Y si de hecho quieres juzgar y separarte, esta idea va a funcionar. Pero si estas buscando Paz, aceptación, dicha, felicidad, Unicidad, entonces habrás de elegir ser feliz a tener razón. De esta forma, habrás de abandonar toda justificaciones que surja en tu mente y te permitirás buscar una comprensión más amplia de la situación, estar consiente de que la otra persona tiene su propio dolor, sus propios temores, sus propias interpretaciones erróneas, que tú tienes las tuyas, y que nada es intencional. Y así te permites a ti mismo contemplar la inocencia de aquello que piensas que ha sucedido, la inocencia de la otra persona y tu mismo. Te permites a ti mismo percibir la situación con la perspectiva del Espíritu Santo y esta voluntad de ser feliz en lugar de tener razón. Tan pronto como estés dispuesto a ser feliz y no estar apegado a tener razón, descubres que estas pensando con el Espíritu Santo.
En los días venideros, cuando los eventos que surjan te hagan `pensar “OH, esto que ha sucedido en el mundo está mal y no debería estar sucediendo” y te sientas muy, pero muy seguro de que tienes razón, y tienes todas las pruebas del mundo, detente por un momento y repítete: “¿Preferiría tener razón a ser feliz? a la única persona que estoy lastimando al querer tener razón es a mí misma. En este momento puedo elegir ser feliz y al elegir ser feliz, puedo tener el efecto sobre el mundo y mi hermano que en verdad quiero”.
Y cuando no puedas tomar la decisión de ser feliz, deja que todo fluya, las cosas son lo que son ahora y ya tendrás otras oportunidades de elegir y contemplar aquello que has elegido.