10 Consejos para escuchar la Voz de Dios.
Consejo 3: Abriendo la Puerta
El Espíritu Santo está siempre con nosotros, es siempre uno con nosotros, escuchándonos, comunicándose con nosotros.
En la búsqueda para escucharlo, en la búsqueda para recibir consejo, orientación, guía, discernimiento, paz es necesario que invitemos al Espíritu Santo.
Ya que siempre está con nosotros, y siempre nos escucha, en cualquier momento podemos decir “Espíritu Santo, ayúdame ahora. Espíritu Santo permanece conmigo. Espíritu Santo, no entiendo esto, ¿puedes mostrarme otra forma de verlo?” y así se cumple.
Pero el Espíritu Santo no hablará con nosotros, no nos ofrecerá su perspectiva, no nos mostrará la verdad en una situación a menos que le preguntemos. Es igual que un padre, una pareja o un amigo amoroso. Ninguno nos da un consejo a menos que primero preguntemos.
Son muchas las razones para esto, sin dejar de mencionar que el Espíritu Santo sólo ve la perfección en nosotros. El Espíritu Santo no percibe problemas. No veras entonces la respuesta a menos que busques específicamente la ayuda del Espíritu Santo.
El proceso para buscar la ayuda del Espíritu Santo no necesariamente tiene que ser consiente. Bien puede ser un pedido de ayuda sutil, subconsciente, que habrá de permitirle al Espíritu Santo comunicarse con contigo de cualquier manera. Pero siempre tiene que extenderse una invitación, de alguna manera u otra, al Espíritu Santo.
Y si realmente estás consciente de querer la ayuda del Espíritu Santo entonces extenderle una invitación muy explícita es la manera más efectiva.
Esto no significa que necesites hacer algo para conseguir la atención del Espíritu Santo ya que tienes su atención todo el tiempo; sino esto significa que tú quieres la atención del Espíritu Santo sobre un tema específico para encontrar Paz.
Tú no quieres la ayuda del Espíritu Santo si estas buscando otra cosa que no sea Paz, ya que es Paz todo aquello que el Espíritu Santo tiene para brindarte. Y así, el pensamiento de querer Paz es en sí mismo una invitación al Espíritu Santo.
Cuando invitas al Espíritu Santo, estás abriendo la puerta a esta Voz, a esta conexión, a esta relación.Y también abres esta puerta en tu conciencia y así alcanzas un sentido más profundo de su presencia en ti. Y cuando te encuentres a ti mismo queriendo en verdad Paz, buscando una perspectiva que te haga sentir bien, cierra tus ojos, vuélvete hacia tu interior y dile al Espíritu Santo “Por favor, ¿ me ayudarías a ver esto de otra manera?”.
Y recuerda que con esa invitación tu petición habrá de ser respondida instantáneamente.
Bien puede ser que tome algún tiempo que la respuesta llegue en términos acordes a tu petición, pero la respuesta te será brindada inmediatamente puesto que ya ha sido depositada en tu mente y por lo tanto, la conciencia de esa respuesta habrá de despertar.
Y así es que el Espíritu Santo se siente agradecido cada vez que tu abres esa puerta, cada vez que tu buscas Paz, cada que Le permites desempeñar su función. Espera con alegría entonces la próxima ocasión en la que debas afrontar una situación ya que tendrás la oportunidad de fortalecer tu conciencia de que esa puerta permanece siempre abierta.
En los días por venir, y tal como las cosas surjan en tu mente y desees verlas de otra manera, desees Paz en una situación determinada; recuerda extender la invitación al Espíritu Santo para alcanzar esa perspectiva nueva. Recuerda estar consiente de la presencia del Espíritu Santo y de Su deseo de brindarte esa perspectiva que tanto anhelas.